Sillas de montar calientes
Después al Palacio para verlo con su colección de arte y subir a una de sus torres para ver las vistas a la ciudad, con la Mole y los Alpes como aspectos destacados. Por la noche, cena social, con todo el mundo. La cena, un tanto decepcionante la comida. En Italia se come bien, muy bien, en todas partes. Pero aqui la cena estaba servida por la cafetería del Educatorio, así que no era una cena de mucho postín. Nos sentamos con los de Barcelona, que no quiere decir que sean españoles, ni catalanes, y nuestra mesa fue demasiado ruidosa para los europeos. El momentazo llegó cuando un valenciano (que no soy yo), se sentó y dobló las patas de su silla de plástico y acabó sentado a ras de suelo con el posterior aplauso de toda la sala que no veía lo que aplaudía. Tras la cena, como los tres mosqueteros valencianos somos como la Cenicienta pero en friki, nos fuimos a dormir para ir hoy a clase.
Y hoy, después de las clases, momias, sarcófagos y demás en la visita que hemos hecho al Museo Egipcio de Turín, que es el segundo más grande del mundo. Al volver a nuestra zona residente, otra cena de pizza en un restaurante italiano, otra elección acertada. Y después, el segundo gelatto italiano del viaje. Pocos helados, lo se, pero es que la comida aqui ya te deja lleno.
Para terminar, quería hablaros de mi vecino de habitación, apodado como el 'asilvestrado'. El otro día vemos la puerta abierta de la habitación contigua a la mía, me asomo, y alli estaba él, sin camiseta y estudiando en su mesa. Más tarde, se estaba duchando con la puerta de su habitación abierta. Lástima que fuera un hombre.
Lástima que el viaje se esté acabando, pero ya hay ganas de volver al hogar.