Pues si, me fui de Copa este domingo. El Pamesa llegó a su tercera final y no se podía faltar. Conseguir una entrada fue toda una odisea. Las semifinales no habían acabado cuando ya estaba marcando el número de las oficinas de Pamesa, pero hasta unos 5 minutos después de terminar el partido contra Unicaja no pude contactar con el club para formar parte de una lista de personas que deseaban una entrada para ver la gran final de Madrid. Esto sucedió antes de las 7 de la tarde y antes de la medianoche ya debíamos tener información clara. Sobre esa hora, el director general de Pamesa, Víctor Sendra, contaba en la radio que sería muy difícil conseguir entradas y que no todos los aficionados podrían viajar a Madrid. Unos minutos después, mucha gente recibía la fatídica noticia: no tenían entrada. Pero yo no recibí nada hasta pasadas las 2.30 de la madrugada, ya con los concursos de la NBA en marcha, cuando un mensaje de parte de Pamesa Valencia no confirmaba las entradas, pero tampoco negaba la posibilidad. Las 12 del mediodía siguiente sería la hora H para saber si los tickets estaban disponibles. Después de una noche de nervios, llegaba una mañana con todavía muchos más nervios, esperando una llamada que se produjo a las 12.30: Nos esperaban en Madrid con 4 entradas reservadas. Así que salimos corriendo hacia la capital de España.
Sobre las 5 de la tarde conseguíamos encontrar el nuevo Palacio de Deportes, donde fuimos recibidos por unos cuantos copos de nieve. Con el cohce ya en el paking del pabellón, había que ir a buscar las entradas a la oficina que el club había instalado en un hotel cercano al Pabellón. Con las entradas ya en la mano, también teníamos que recoger el llamado 'pack de animación'. Si originalmente para los que viajaron el jueves, este lote consistía en camiseta, sombrero y aplaudidores, nosotros acabamos con aplaudidores, sin sombrero, pero con camiseta. Eso sí, como fuimos el último día el tamaño de las camisetas disponibles las hace más adecuadas para vestir a un Geyperman forofo.
De vuelta al Palacio, y también en la ida, te cruzas con mucha gente de todos los equipos implicados, con mayoría de los finalistas, por supuesto, sin ningún incidente. Si esto se hiciera en fútbol, habría que lamentar heridos, y quizá muertos. Una parada por lo que quedaba del Village ACB para beberse un vasito de Gatorade y llevarse una camiseta de recuerdo mientras veías como los operarios desmontaban algunas atracciones fue el aperitivo antes de entrar al Pabellón.
Mucha seguridad en este evento. La Policía municipal y nacional vigilaba entradas al parking, accesos a la cancha e incluso las alcantarillas en un gran despliegue. También la seguridad privada revisa bolsas antes de entrar e incluso aprovechando que la entrada que use estaba justo enfrente de la Real Casa de la Moneda (y timbre) las entradas eran comprobadas una a una para demostrar su autenticidad.
Ya estamos dentro, un pabellón nuevo, bonito, cómodo y climatizado nos abre sus puertas. Tomamos asiento justo detrás de las peñas del Pamesa, que tanto han animado durante los tres días anteriores y ahora tocaba dejarselo todo para llevarse la Copa a casa. Poco a poco los aficionados iban llegando, los equipos calentaban y la afición valenciana comenzaba a animar con los cánticos habituales y canciones populares de su tierra.
Lo mejor empezó con la salida a falta de una media hora para el inicio del Pamesa para hacer la rueda de calentamiento. La charanga naranja interpretó el pasodoble 'Valencia', que suena en la Fonteta en cada victoria de los locales, mientras los jugadores entraban a la cancha. La presentación de los equipos fue apoteósica. Cayeron papelitos desde arriba, donde estaba la afición baskonista, mientras se presentó a su equipo. Cuando el Pamesa fue presentado, la senyera hizo su aparición junto con pancartas de ánimo para unos jugadores y un entrenador dispuestos a todo.
Y comienza el partido, aunque no quiero hablar del partido, no por el resultado si no, porque no es lo que quiero transmitir hoy, diré que el partido se puso muy de cara para el Tau, mientras que los de Pamesa intentábamos alentar a nuestro equipo con cánticos y aplausos para que intentaran una remontada que parecía imposible. Lo único bueno de este primer cuarto fue la aparición de Christian, reportero de CQC, que pasaba por las escaleras contiguas al sector donde estaba y que entrevistó a varios aficionados. El viernes veremos el resultado.
Llegó el descanso, tiempo para ver a los 'Crazy Dunkers', los típicos acróbatas que hacen mates espectaculares ayudados por camas elásticas. También teníamos a las cheerleaders, algo exótico para los de Valencia.
En la segunda parte, y con el Pamesa apretando, había que apretar también por nuestra parte por lo que los ánimos eran cada vez mayores y llegaron a su clímax en un tiempo muerto en el que nos poníamos a 7 y con opciones de victoria.
Pero al final no pudo ser y 5 puntos separaron al Pamesa de la victoria. Luengo recogió el trofeo como subcampeón y lo ofreció a la afición, que estaba entre la tristeza por la derrota y la felicidad y el orgullo por haber sido subcampeones y haber recortado muchos puntos en la final.
Cuando Luis Scola recogía la Copa y sonaba la voz del gran Freddy Mercury, tocaba volver a casa, que Gasol esperaba en Houston a jugar su primer All Star y también un día de clase y trabajo.
Para terminar, sólo puedo decir que disfruté mucho en este viaje, aunque la satisfacción no fue completa, pero pude comprobar que la Copa es algo más, nada comparable con un partido de Liga.
