Como animales
Viendo los cambios de vida que han tenido personas de mi entorno debido al trabajo y al fenómeno cada vez más creciente y cotidiano de la inmigración, he llegado a la conclusión que pone en el título, que somos como animales.
Me explico. El ser humano nace en un lugar determinado. En los primeros años de su vida estudia, hasta terminar la secundaria, el bachillerato, la FP o la Universidad. Todos estos estudios los realizará en lugares próximos a su hogar, aunque esto puede cambiar en la época universitaria dependiendo de las instituciones educativas que rodeen el hogar del sujeto. Una vez terminados los estudios, la persona tiene que buscar un trabajo, a ser posible relacionado con sus estudios.
Este trabajo, por desgracia, marcará nuestra vida. Si el trabajo es debajo de tu casa, seguramente no cambies nunca de casa y si es en la otra punta del mundo, en un lugar que quizá no te guste, te irás, sobretodo si no hay mejores opciones por tu zona. Como he dicho, nos movemos como animales a la búsqueda de un alimento (en nuestro caso dinero con el que comprar comida y casa) sin pararnos a pensar si el sitio al que vamos es el sitio en el que queremos vivir. Esto pasa con la inmigración, donde trabajadores van a países extraños con costumbres muy distintas e intentan conseguir un trabajo, pero mientras tanto pueden estar viviendo en peores condiciones a las de su país de origen si cabe. ¿Que creeís que hará una persona a la que le ofrezcan un trabajo en Irak? Si no tiene trabajo, lo cogerá, aún poniendo en riesgo su vida (creedme, mucha gente lo haría).
Es un poco triste que una especie racional como la nuestra se mueva tanto por instintos, pero en esta sociedad movida tanto por el dinero, es lo que hay. Ojalá llegue un día en que podamos decidir donde vivir sin estar ligados de por vida al trabajo.
Alguien dijo que trabajar dignifica al hombre, pero yo me indigno con este comentario.
2 Comments:
Jolin, qué rotundo! ;)
A ver, en parte estoy de acuerdo: necesitamos el dinero para comer y vivir... pero afortunadamente, precisamente en nuestra profesión, no tienes que ir a un país que no te gusta si no quieres, porque es muy fácil encontrar un trabajo en tu país predilecto... otra cosa es que ese trabajo sea el trabajo de tu vida... con lo que las probabilidades de ir a un país que no es el favorito aumentan drásticamente.
Pero Sergio, trabajar dignifica, siempre que trabajes en lo que te haga feliz... y eso, en nuestro caso, no podría ser más fácil. :)
Eso espero, que algún día podamos estar trabajando en un puesto de nuestro agrado y en un lugar de nuestro agrado.
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