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jueves, 3 de abril de 2008

142 días

Ese es el tiempo que queda para que la Formula 1 llegue a Valencia. Y por suerte, estaré alli. Después de casi un día entero intentando conseguir las dichosas entradas, lo conseguí, y ya tengo mi asiento reservado del 22 al 24 de agosto.

La dura jornada del 1 de abril empezó a las 10.00, cuando se ponían a la venta las entradas. Desde esa misma hora, estuve llamando a los teléfonos de Bancaja y El Corte Inglés y entrando a la web de estas grandes superficies (ver este video a partir de 2'03'') con el mismo resultado, un colapso monumental que hacía imposible seleccionar una entrada via Internet o hacerse con una telefonista.

Asi que tras intentarlo casi sin pausa hasta las 13.00, decidí acercarme en persona al Corte Inglés de Colón a comprarlas. Llego sobre las 17.35 a la sección de venta de entradas y había una cola larguísima. Alli se comentaba que sólo quedaban entradas de 375€ (yo quería gastarme como mucho 250€) y que el colapso del sistema informático también era importante. Asi que alli seguí, esperando a ver si la cola avanzaba y sin muchas esperanzas de encontrar la localidad deseada. La tarde avanzaba a rachas, con los tres ordenadores disponibles funcionando sólo a ratos de una manera aceptable.

A las 20.30 aproximadamente se produce una novedad. Aparece un supuesto jefe de alli y dice que la cola se fragmente en dos. En una (con dos ordenadores disponibles) se situarán aquellos que quieran ir a la Formula 1. En otra, con un terminal, el resto. También se empezaron a repartir números a los que posiblemente no iban a conseguir una entrada antes de que apagaran el sistema, las 21.45. Por suerte, yo no tuve nunca número. Por fin, a las 21.24, me ponía frente a la 'taquillera'. Quedaban unas cuantas entradas baratas, pero dispersas. Como el caos era brutal, durante toda la tarde, las entradas aparecían y desaparecían, asi que tuvo que intentarlo hasta tres veces más hasta que aparecieron dos entradas juntas, pero estaban en la fila 1. Demasiado cerca, asi que al siguiente intento aparecieron dos en la fila 9, que acepté casi sin pensarlo y sabiendo que quizá sería de lo mejor que podría encontrar.

Asi que las pagué y salí con mi tesoro particular que me había costado casi cuatro horas de cola (casi supera a las cinco horas que me costó el pase del Pamesa en mi primer año) y con ganas de que llegue de una vez por todas el 22 de agosto, cuando en la primera sesión de entrenamientos libres, quizá un Force India o un Super Aguri, o cualquier otro, empiece a hacer sonar su V8 por las calles de Valencia.